Story

Nuestra familia está pasando por un momento extremadamente difícil. La pérdida de los empleos de nuestros padres ha generado una situación insostenible, agravada por una circunstancia que nos ha golpeado con especial dureza: la enfermedad grave de un miembro de nuestra familia. Para afrontar los elevados costes del tratamiento y la atención médica, nos vemos obligados a hipotecar nuestra casa, nuestro hogar, nuestro refugio. Ahora, la imposibilidad de hacer frente a los pagos de la hipoteca, sumada a la pérdida de ingresos, nos sitúa al borde del abismo.

Durante años, esta casa ha sido mucho más que ladrillos y cemento. Ha sido el escenario de innumerables momentos felices: cumpleaños, navidades, reuniones familiares, risas compartidas, la construcción de recuerdos imborrables. Es el lugar donde hemos crecido, donde hemos aprendido, donde hemos formado nuestros lazos familiares más fuertes. Es nuestro refugio, nuestro espacio seguro, el cimiento sobre el que hemos construido nuestras vidas. Ahora, esa seguridad se tambalea. La incertidumbre nos invade, la angustia nos oprime. La posibilidad de perder nuestra casa no es una simple amenaza, es una realidad que se cierne sobre nosotros, amenazando con desmantelar todo lo que hemos construido con tanto esfuerzo y dedicación.

No se trata solo de una casa, se trata de un hogar. Se trata de la estabilidad emocional de nuestros padres, que se enfrentan a la desesperación ya la impotencia ante una situación que escapa a su control, agravada por la preocupación por la salud de nuestro familiar. Se trata de la tranquilidad de nuestros hermanos menores, que necesitan un lugar seguro y familiar para crecer y desarrollarse. Se trata de nuestro futuro, de la oportunidad de seguir construyendo nuestras vidas con la base sólida que esta casa nos ha proporcionado, a pesar de las dificultades. Aunque la hipoteca fue una decisión necesaria para garantizar la atención médica de nuestro familiar, ahora nos encontramos en una situación desesperada.

Hemos agotado todas las vías posibles para solucionar este problema. Hemos explorado opciones de financiación alternativas, hemos reducido nuestros gastos al mínimo, pero la situación sigue siendo crítica. El tiempo se nos acaba.

Por eso, recurro a ti. Necesitamos tu ayuda para salvar nuestro hogar, para mantener unida a nuestra familia y para preservar el futuro que hemos construido juntos. Cualquier contribución, por pequeña que sea, será un rayo de esperanza en medio de esta oscuridad, un paso crucial para evitar la catástrofe que se cierra sobre nosotros. Tu generosidad nos permitirá afrontar los pagos pendientes de la hipoteca y comenzar a reconstruir nuestras vidas. Gracias por tu tiempo, por tu comprensión y, sobre todo, por tu consideración. Juntos podemos superar este momento difícil y asegurar un futuro mejor para nuestra familia.